Hace
ya unos años, cada vez que voy a la Biblioteca con mi hija, que suele ser una
vez a la semana, me hago una serie de preguntas que todavía no se
responderlas; ¿Qué es lo que ha pasado y está pasando con las Bibliotecas? .
Dónde están aquellas personas que cuando entrabas, lo primero que hacían era
pedirte que dejaras el abrigo o la chaqueta en un perchero a cambio
de una ficha para después recogerlo. ¿Dónde está esa familiaridad y acogimiento
de las personas que trabajan allí?.... ¿Dónde están todos los niños que todas
las tardes la llenaban? Estas preguntas y alguna más me hago cuando entro ahora
en una Biblioteca, suelo variar de semana en semana, y normalmente están
vacías, no se oye nada (está claro que tiene que haber silencio, pero eso no es
silencio, eso es ausencia).
Hubo
un tiempo en que podías ver Bibliobuses circulando por tu ciudad, pocos la
verdad, pero se veían, ahora ya ni eso.
Esta
reflexión la hago a raíz, de un artículo que he leído esta semana de “Hay que
reinventar la profesión de bibliotecario del día a día” de Caroline Fuchs,
coeditora del libro “The Global Librarian (El bibliotecario global), que ofrece
en el periódico británico The Guardian, y nos ofrece cinco consejos prácticos
de cómo los bibliotecarios pueden comenzar a reinventarse y reforzar esa
profesión.
Al
igual que el rinconcito que uno tiene en casa para leer, las bibliotecas y los
bibliotecarios en determinadas ocasiones también nos ofrecen esto y mucho más.
Sus
consejos son;
a) Unir fuerzas,
pues «la clave del éxito está en la colaboración». Es necesario formar redes
con otros bibliotecarios, y en ese sentido la participación en asociaciones y
organizaciones profesionales puede ayudar a conectar a las personas más allá de
su puesto de trabajo
b) Ser realistas. Las buenas experiencias de otras bibliotecas nos
sirven, sólo si responden a las necesidades de nuestra comunidad. Para saberlo,
es hora de mirar honestamente a nuestros usuarios y analizar cómo han cambiado
sus necesidades en este entorno global y digital a través de estudios y
encuestas.
c) Ser creativos y
ver las herramientas y recursos a nuestro alrededor desde una mirada fresca con
el fin de descubrir nuevos usos. Un buen ejemplo es el de la Universidad de St.
John, cuyo bibliotecario utiliza la Wikipedia en actividades de alfabetización
informacional para trabajar las habilidades de pensamiento crítico.
d) Salir de
detrás del mostrador para un mayor acercamiento al usuario allí donde lo
necesiten.
e) Compartir
ideas. «Cuando una idea funciona, cuéntaselo a todo el mundo y si no
funciona, también. Los bibliotecarios pueden aprender unos de otros, incluso de
los fallos, por eso anima a compartir los resultados de su trabajo a través de
publicaciones, presentaciones, blogs y otros medios sociales.
Información obtenida : http://www.fundaciongsr.com/blog_detalle.php?id=669